Una vez realizado el Diagnóstico Clínico completo se presenta el dictamen al colegio para que desarrolle y ejecute la Adaptación Curricular, que de ninguna manera se relaciona con un tipo de enseñanaza segregadora. En su aplicación participan los alumnos y alumnas del aula, de manera que la totalidad de la clase termina por beneficiarse de su puesta en práctica.
El diagnóstico debe contener el pre-diseño de la adaptación curricular y es responsabilidad de los docentes diseñarlo y aplicarlo, siempre basándose en los estilos de aprendizaje que el diagnóstico ha detectado en el alumno/a. El primer paso es preguntarle al alumno/a cómo desea aprender, obteniendo de este modo una serie de propuestas sobre su propio aprendizaje.
De la puesta en marcha de la adaptación curricular se deduce que el alumno/a debe ser protagonista de su propio aprendizaje, lo que se denomina el aprendizaje autorregulado. La pregunta concreta sería: ¿a ti cómo te gusta aprender?, la cual ha de ser formulada en un sentido general y en un sentido más paricular en relación a los contenidos de cada asignatura. Para ello es necesario que el profesor/a de cada asignatura se reúna con el alumno/a para formular propuestas para cada materia. A continuación, el profesor/a revisa las propuestas ajustándolas a los contenidos curriculares.
En definitiva, lo que garantiza el diagnóstico y la adaptación curricular es el derecho a la educación inclusiva, que tenga en cuenta las capacidades y talentos del alumnado.